El
Pleno de la Corporación es el órgano colegiado del Ayuntamiento que tiene
responsabilidades y toma decisiones sobre las competencias que tiene atribuidas
por la ley de régimen local.
A
él se le someten los asuntos que deben ser debatidos entre los distintos grupos
municipales y que posteriormente se someten a votación siendo constitutivos de
la voluntad popular que se somete cada cuatro años al dictado de las urnas y a
las listas cerradas que cada uno de los partidos que nos presentamos a las elecciones
presentamos ante los vecinos de Marín para que ellos decidan a quien le confían
su Institución y la resolución de muchos de los problemas, la posibilidad de
representación y la defensa de sus intereses municipales.
El
Pleno celebra sesiones en el caso de nuestro ayuntamiento por su número de
habitantes una vez cada mes, y en Marín son los segundos viernes de mes.
Hasta
aquí es lo preceptivo, configurar un orden del día con los asuntos que son
competencia de este órgano y realizar una actividad de desición y de posterior
control y fiscalización del gobierno que ejerce también sus funciones.
Pero
el turno de ruegos y preguntas que
debe existir en cada una de las convocatorias ordinarias se ha convertido por
culpa de alguno o algunos en una especie de abuso reiterado y reincidente, en
querer faltar al respeto a la Presidencia y en querer desnaturalizar lo que
verdaderamente es y significa.
Esta
fórmula ha sido poco a poco desterrada en la mayoría de los ayuntamientos y en
Marín queremos que se vaya ordenando de manera estructurada y efectiva, ya que
lo que no parece lógico en algunos casos es en que se debata durante más tiempo
en este turno de ruegos y de preguntas que en los debates de los puntos sobre
los que se toman acuerdos.
En
el último pleno además de prolongarse solamente el turno de ruegos y de
preguntas durante más de 2 horas y estirarse el pleno desde las 8 de la tarde
hasta pasadas la 1 de la madrugada, la actitud y el comportamiento del concejal
del BNG Xosé Mª Vilaboa ataca directamente al respeto, al saber estar, por
supuesto a la educación y a querer boicotear al máximo órgano de representación
de nuestro ayuntamiento.
Después
de estar en el turno de palabra, sin duda durante más tiempo que nadie de los
asistentes, se dedica a formular discursos, mítines y demás conferencias sin
querer saber lo que es y en qué consiste el turno de ruegos y preguntas.
Se
le llamó por tres veces al orden sin guardar el respeto debido y sin abandonar
el salón de plenos tal y como lo establece el Reglamento de la Corporación,
provocando que el Pleno se suspendiese y se levantase la sesión por ser
imposible por su actitud su continuación.
No
es la primera vez que esto sucede en esta legislatura y ya en anteriores
ocasiones sus interrupciones en los debates y sus continuas provocaciones
hicieron que se le expulsase del salón de plenos en otra ocasión.
Desde
la Alcaldía no se va a permitir este abuso que daña la imagen de todos y no
comporta ningún resultado positivo para la defensa de los intereses de Marín.
Por
todo ello y teniendo en cuenta que después de más de año y medio este suceder
es repetido siempre que se presenta la ocasión se hace necesario establecer
coto a estas incidencias que además siempre suelen tener al mismo autor como
referencia.
Hace
casi una semana se les distribuyó a los Portavoces un nuevo Reglamento Orgánico
de la Corporación que reduce los tiempos de las intervenciones, con el objetivo
de fijar y concentrar los debates y regula entre otros aspectos los turnos de
los ruegos y de las preguntas al igual que ya está establecido en otros
ayuntamientos.
Hasta
la próxima Comisión Informativa se estará a la espera de las aportaciones de
los distintos grupos municipales y posteriormente una vez informado por los
servicios jurídicos se iniciará su tramitación.
Desde
la Alcaldía se trata de impulsar este Reglamente en aras a hacer de los Plenos
verdaderos órganos de control, pero también de respeto y concretar lo que se
quiere decir y sobre lo que se quiere debatir.
Que
los Plenos se prolonguen intencionadamente para querer tener un altavoz es un
abuso que pretende ejercitar el que lo practica, siendo nuestra obligación el
ser capaces de ofrecer un debate constructivo, cada cual desde sus
posicionamientos, pero evitando situaciones estériles que no resultan nada
edificantes. Es el respeto lo primero que debe guiarnos, la falta de él
redundará sin duda en deteriorar la calidad de nuestro foro de debate y
discusión y sobre todo de decisión.
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